Siguiendo el liderazgo integrador del Lehendakari Aguirre, Ramón Rubial quiso llevar a cabo un mandato en que la mayor representación social era llamada a colaborar y a construir el país. En su Discurso de Navidad, caracterizó al Estatuto como un reflejo unitario de la personalidad de todos los ciudadanos del país: “No se trata de hacer un Estatuto nacionalista, ni socialista, ni de derechas ni de izquierdas, sino que recoja nuestra realidad histórica y la adapte a nuestra realidad sociológica actual” (24 de diciembre de 1978). Era todo un desafío hacia las últimas décadas de la historia del país. Rubial era un abanderado del consenso: “Esa fue mi mayor ilusión, demostrar a la gente que cinco concepciones distintas en un Gobierno con un poco de voluntad se podían sacar adelante proyectos que beneficiaban a todo el país”. (Ramón Rubial, 1996).

En la Casa de Juntas de Gernika, el 1978

El Lehendakari Rubial plantando el nuevo Árbol de Gernika

Ese espíritu de consenso se refleja en el campo de lo simbólico cuando Ramón Rubial planta el nuevo Árbol de Gernika: “Que este Árbol nuevo represente la unión de todos los vascos, que las discrepancias y las posturas encontradas se solucionen, que todo aquel que vive en nuestro país, haya nacido o no haya nacido en él, se pueda encontrar protegido bajo su sombra, en definitiva, todo el futuro que representa el nuevo árbol sea para nuestro pueblo lo más próspero posible dentro de un marco democrático, pacífico y solidario” (Discurso en la Casa de Juntas Gernika, el 2 de febrero de día 1979)

	Plantación del Árbol de Gernika, Diario Vasco, 3 de febrero de 1979		Plantación del  Árbol de Gernika, Unidad, 2 de febrero de 1979		Plantación del árbol de Gernika, Egin, 2 y 3 de febrero de 1979
	Plantación del Árbol de Gernika, El Correo Español-El Pueblo Vasco,, 3 de febrero de 1978		Plantación Árbol de Gernika, La Hoja del Lunes,5 de febrero de 1979		Plantación del Árbol de Gernika, La Voz de España, 2 de febrero de 1979

Su relación con los nacionalistas

Cuando Ramón Rubial fue proclamado Presidente del Consejo General Vasco tuvo que escuchar la amenaza de ruptura definitiva con el Partido Socialista, por parte de las filas nacionalistas; así como el abucheo y el insulto. Rubial mostró de nuevo su grandeza moral ante quienes le mostraron su hostilidad. No defraudó las expectativas y desde que ocupó el cargo apeló al apoyo de todos en esta nueva institución que nacía; y sentenció: “No creo que tenga problemas en el puesto que ocupo desde ahora, por que voy a contar con la colaboración de todos. Esto no va a ser un régimen presidencialista. Es una dirección colegiada. No soy otro Tarradellas. Es el equipo el que va a trabajar”.

Su relación con los nacionalistas la veía atravesada por el consenso; como cuando recién estrenado su cargo, hizo estas declaraciones al ser preguntado sobre si sería más fácil cumplir su tarea en el presente o cuarenta años atrás: "Mucho más fácil, porque en medio ha habido factores de unión como el haber defendido palmo a palmo con el fusil en la mano las montañas de nuestra tierra, haber empapado con la misma sangre sus praderas, haber ido juntos a los tribunales militares de ocupación y juntos también a las tapias de los cementerios a pagar el tributo por la defensa de esta tierra y sus ideas” (El Pais, 19 febrero 1978).