Ramón Rubial: Historia y Memoria
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Ramón Rubial: Historia y Memoria
 
   
6.1    La elección en el Consejo

6.2    Lehendakari de todos los vascos

6.3    Las dificultades del Consejo

6.4    El Estatuto de Autonomía, 25 de octubre de 1979

6.5    ETA y la violencia política

6.6    El futuro: una Euskadi autónoma y fuerte

  6.5. ETA y la violencia política
 

En el año y medio en que Ramón estuvo al frente del Consejo General Vasco, la organización terrorista ETA cometió 92 atentados, asesinó a 109 personas y secuestró a otras 13. Entre sus objetivos estaban las fuerzas de seguridad del Estado, políticos, empresarios, trabajadores y magistrados de la Audiencia Nacional.

Con menos historia que ETA -de 1975 a 1981- y veinticuatro asesinatos reivindicados, estaba el Batallón Vasco Español. También era conocido como la Alianza Apostólica Anticomunista, Antiterrorismo ETA o Acción Nacional Española. Lo formaban mercenarios y personal de las fuerzas de seguridad del Estado. Sus objetivos eran los miembros de la organización terrorista ETA, de la izquierda abertzale y, en menor medida, del Partido Comunista de España.

El Consejero del Interior, Txiki Benegas, calificó al terrorismo de ETA y de los grupos de extrema derecha, junto a las actuaciones desproporcionadas de la fuerza pública, como los principales problemas de convivencia a los que se tuvo que hacer frente.


Rubial, Ollora y Benegas rememoran la violencia política del 1978

Dos días después de ser proclamado Lehendakari, Ramón admitió en el diario Deia que el diálogo era la única manera de pacificar a los grupos violentos: “No tengo ningún inconveniente y desearía hacerlo. (…) Creo que para resolver el tema de la violencia, el diálogo no debe hacerse entre los partidos que han desechado ya la lucha armada, lo interesante es mantener el diálogo con aquellos grupos que todavía creen que es necesaria la violencia para conseguir sus objetivos”. (Deia, 19 de febrero de 1978).


Ramón Rubial se ofreció a dialogar con ETA, Deia, 19 de febrero de 1978

Como Lehendakari, hizo una oferta de diálogo con ETA en marzo de 1978: “La intención del Consejo General Vasco es entablar un diálogo con los máximos dirigentes de la organización. Estamos a la espera de sus respuestas. Cuanto antes nos sentemos en una mesa a dialogar, mejor para nuestro pueblo. Por nuestra parte es lo único que podemos aportar: el deseo de diálogo sobre soluciones viables.”

En diciembre del mismo año, Ramón Rubial, a través de sus palabras en El País, hizo una propuesta integradora para que aflorara la paz en Euskadi: “El plan de pacificación que el Consejo General Vasco propicia es eminentemente positivo. Intenta la superación del problema y no la mera condena y marginación de ciertos sectores que practican la violencia. Y se va a hacer sobre la base de que la posible división del pueblo vasco no pueda existir y que debamos lograr la reconciliación que nos permita a todos vivir en nuestra tierra, en un marco de convivencia libre y democrática”. E insistía, dirigiéndose a quienes practicaban la violencia: “Desde la presidencia del Consejo General Vasco, desde el cargo de presidente del Partido Socialista o desde el militante más bajo, les digo que con mayor sinceridad nadie les va a hablar. Que mediten soluciones, que se integren en el trabajo político, que ganen la mente de los ciudadanos vascos y dejen la violencia a un lado, que, en definitiva, no irá más que contra ellos.

 

Ramón instaba al cese de la violencia desde el plus de legitimidad que le daba su pasado como insurrecto y miliciano: “Yo tengo experiencias que han sido muy duras. Un movimiento revolucionario y una transformación de la sociedad no se hacen matando a la gente. La experiencia revolucionaria del año 17, donde una huelga general, unos disturbios agudísimos no pudieron derrocar a un Gobierno; un año 34 con once días de revolución intensa, localizada posiblemente más en un sitio que en otros, tampoco hubo movilidad de Gobierno. Esta gente cree que matando a uno o a otro, puede hacer una transformación de Euskadi. (…) Desde aquí, yo les pediría que lo dejen, que el llamamiento, si les puede servir de algo, es que tienen el campo abierto para trabajar, que da muchos más y mejores resultados que todo lo que hacen.” (Ramón Rubial, 1996). Se trasladaba a su juventud y desde aquella experiencia pronosticaba un fracaso de la violencia: “¿Cómo 150 ó 500 etarras creen  que van a doblegar las instituciones democráticas, cuando nosotros, en 1934, con la huelga general que tuvo en vilo al Ejército, no pudimos triunfar?”.

 


Atentado de ETA. La violencia fue una constante durante la presidencia de Rubial. Entre 1978 y 1979 la banda asesinó a 148 persona


Hice gestiones para hablar con ETA

 


"Para dialogar deben dejar de matar"

"Nuestro pais no crece por la presencia del terrorismo"
 

Creyó con el optimismo de quien sabe que se abre una nueva página en la historia y confía plenamente en el futuro, que podría convencer a los jóvenes nacidos en los años sesenta y que se habían socializado en la política bajo consignas revolucionarias. Confió en que su experiencia serviría como buen ejemplo para aprender de errores que había que evitar. Demasiado sufrimiento, una sociedad envilecida, cainita, educada en el odio, era un balance muy doloroso como para que se repitiera. Había que aprender de los errores del pasado. Rubial se reconoció como un demócrata radical, muy alejado ya de los devaneos revolucionarios de su juventud, y sobre todo, muy consciente de que todo un país que echaba a andar de nuevo bajo otras condiciones políticas que prometían un porvenir en paz y libertad y apostando siempre por el diálogo: “Soy partidario de hablar directamente con ETA, para persuadirles de que la violencia sólo engendra violencia, que no da soluciones políticas, y que su posición debiera ser la acción política abierta, compitiendo con la captación de la voluntad de los ciudadanos con el resto de los partidos políticos”.   

Ramón Rubial, tras haber vivido la Transición y casi veinte años de democracia, con 92 años de edad, resumió lo que había aprendido de la violencia en una vida llena de altibajos: “Nosotros, que sabemos de insurrecciones, les decimos que es infinitamente mejor y más fácil hacer la revolución desde el Boletín Oficial que a través de la violencia”. (Ramón Rubial, El País, 25 enero 1998).

   
 
 
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