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Ramón Rubial: Historia y Memoria
 
   
4.1    De la cárcel a la vida clandestina

4.2    El eslabón entre el partido interior y el exilio

4.3    Ramón y Emilia, mucho más que dos

4.4    La represión de nuevo

4.5    El grupo de Sevilla y los jóvenes universitarios

4.6    El puente entre dos generaciones

4.7    “Conocí a Pablo…” Nace el mito Rubial
  4.7 "Conocí a Pablo..." Nace el mito Rubial
 

El compromiso y lucha de Ramón Rubial bajo la identidad de Pablo, no dejaron indiferente a aquellos que trataron con él. Ramón desprendía un compromiso universal con su causa y, con ello, hasta se ganó el respeto de todos sus compañeros, e incluso de sus enemigos:

“Había oído hablar mucho de él, a mi padre y a todos los compañeros. Era un hombre mítico, respetado en el interior y en el exterior, con un gran ascendiente moral y una gran capacidad de resistencia ante la adversidad. El mérito de Ramón no era haber estado tantos años en la cárcel, porque, como él dice, nunca fue voluntario. El mérito extraordinario es que salió muy entero y no dudó en asumir la responsabilidad de la organización, en años tan duros como los cincuenta, dispuesto a sacrificar su libertad y su propia vida familiar… Tenía una gran firmeza de carácter en las situaciones más comprometidas y mostraba siempre un gran equilibrio personal”. Nicolás Redondo (ex Secretario General de la UGT)

“Tengo una evocación de Ramón que tiene aspectos políticos y humanos. En 1948, cuando llegué a París –tenía yo once años-, había un grupo de personas, entre las que estaba José Rubial, Paula –una señora de Bilbao-, Expósito… Allí supe que una de aquellas personas era el padre de Pablo, que era todo un símbolo del socialismo para los veteranos del exilio, que era prietista, que estaba en la cárcel y constituía la nueva solera del Partido en el interior… Desde entonces tengo fijada una imagen previa un tanto mística de aquel Pablo, idealizada por tantos testimonios de admiración. Incluso los caballeristas ­–mi padre lo era, como lo era Expósito y otros-, que no podían ver a los prietistas, salvaban a Ramón. Le querían hasta los del PNV… Sin conocerle personalmente, los jóvenes teníamos una idea de él como si del Pablo Iglesias de nuestra época se tratase.” Carmen García-Bloise (ex Secretaria de Organización del PSOE)

“Tenía un gran prestigio entre los compañeros del exilio. Logró el respeto unánime de los de aquí y de los del exilio. En España, y eso nadie lo ponía en duda, era la persona con más prestigio entre todos los miembros que integraban el Partido. El líder indiscutido.” Joan Vives García, Palmero (Secretario de la Ejecutiva Provincial del PSOE en la clandestinidad, 1956-67)

“En Francia pude comprobar que el peso del legendario Pablo era tremendo en el exilio. Sabía combinar la austeridad y la firmeza con la capacidad de afecto, la reciedumbre con la austeridad, la inteligencia política con la intuición, y todo eso hizo de él una leyenda en el exterior”. Enrique Múgica (Ministro de Justicia del Gobierno de España, 1988-91)

“Cuando le detenían, ya en los últimos años del franquismo, toda la gente que estaba en Larrinaga le tenía un respeto tremendo. Comunistas, nacionalistas… Sus opiniones eran consideradas con gran respeto por todos los presos políticos, incluso por los militantes de ETA, que, en aquel entonces, todavía no pasaban de todo. No dejaba que nadie hiciera las labores que como preso le correspondían –fregar platos, limpiar salas o celdas o cualquier otro menester-, y esto ante la insistencia de los demás para que no lo hiciera. Se comportaba así no por arrogancia, sino porque se sentía fuerte y solidario. Estaba dispuesto al consejo si se le demandaba, sin paternalismo ni petulancia alguna… Los funcionarios y hasta el director tenían hacia él un trato de consideración. Incluso el jefe superior de policía de Bilbao le dijo que le respetaba, ¡pero le detenía…!.” Eduardo López Albizu, Lalo (Compañero de Rubial y responsable de finanzas del PSOE en la clandestinidad)

“A mí me lo presentó, en Francia, el mítico guerrillero asturiano José Mata. Me dijo: «Te voy a presentar a un verdadero santo del socialismo. Si hay santos en el cielo, este compañero no puede faltar allí. Lo que sufrió este hombre por las ideas socialistas, en todas las épocas, merece el cielo… Va a ser muy difícil encontrar a alguien que se parezca tanto a Pablo Iglesias como Pablo…». Al descubrir personalmente a Ramón me impresionó, porque encontré en él una cualidad que, a las personas como yo, que no tenemos una talla política, que vivimos con las ideas y para las ideas, sin subterfugios, nos parece fundamental: que te escuchen y te hablen…” Pablo García (ex Alcalde socialista de Laviana, Asturias)


 “Me preparó un cómodo y familiar aposento en Erandio, en casa del compañero Paleu, y me dijo: «Tú eres de aquí y te vas a portar como un gabarrero más de la ría, mientras consigamos pasarte a Francia». Y, en efecto, él mismo, con su compañera Emilia, me acompañó hasta un paso fronterizo por Vera de Bidasoa. Ramón Rubial, como José Barreiro, era y es el luchador infatigable por los ideales del socialismo y la libertad. Por su dimensión humana se convirtió en el maestro espiritual de todos los socialistas más jóvenes que él en edad”. Avelino Pérez (Militante de la FSA en la clandestinidad)

 

 
 
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