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Ramón Rubial: Historia y Memoria
 
   
2.1    La insurrección de Jaca y el fervor republicano

2.2    La lealtad a la República

2.3    Emilia, la mujer de su vida

2.4    La Revolución de Octubre de 1934

2.5    La Guerra Civil: miliciano y brigadista 

2.6    Caída del Frente Norte y detención

  2.5 La Guerra Civil: miliciano y brigadista
 

Cuando se produjo el golpe de estado del general Franco, el 18 de Julio de 1936, Rubial y sus amigos disfrutaban de un día de verano en la costa de Bizkaia, como tantas otras veces. Al enterarse de lo sucedido, rápidamente se pusieron manos a la obra. De ésta manera lo narraba José Solaigastúa: “Nos enteramos de que se había sublevado Franco estando toda la cuadrilla en la playa de Sopelana. Vinimos a Erandio,  a la Casa del Pueblo, y por la noche salimos para Bilbao. Nos dieron la misión de subir al Alto de Miraflores y controlar los vehículos que salían y que entraban de Bilbao, hasta que llegaron unos fusiles checos, nos apuntamos en el primer batallón del Partido (Fulgencio Mateos) y salimos hacia el frente, a Eibar, y luego a Markina. Ramón estaba en el mismo batallón, pero en otra compañía. Luego, nos incorporamos al Quinto Batallón de UGT y a Ramón le hacen comandante político. «Oye, Josetxu – me dijo-, tú vendrás conmigo.» Y me fui con él”

 

"Tuvimos la misión de defender a la República"
 
 
Carnet de las Fuerzas Armadas de la República
 

La sublevación del Ejército Nacional fracasó en Bizkaia, al igual que en las zonas industriales leales a la República, debido a la potente fuerza  que tuvieron las organizaciones populares y progresistas que, junto con la Guardia Civil y la de Asalto, reprimieron todo intento golpista.


Ramón y sus camaradas en el frente de Otxandio, 1936

Ramón Rubial y sus camaradas se organizaron rápidamente. Tal y como sucedió en 1934, Ramón asumió el papel de un líder en Erandio; así lo contaba su amigo Agustín Aberasturi: “En Erandio Ramón nos mandó ir a requisar los coches y nos fuimos con Botijo, el hermano de José Solagaistúa, que era chófer, a donde un marqués, y va el tío y nos saca el carné del PNV… Luego nos fuimos a Bilbao y nos incorporamos en el primer Batallón de Mateos, que se organizó en la Universidad de Deusto. Yo estaba de cabo y él de teniente… Ramón fue extraordinario, dio un gran ejemplo. Estaba siempre en el monte, como el primero…”

 

Una vez en Bilbao, era necesario organizar las milicias para la defensa del Frente Popular. A sus 29 años, formó parte del VIII Batallón de la UGT. En 1986, a los ochenta años, recordó la lealtad de los socialistas en los momentos más complicados, tanto en el Congreso como en el campo de batalla: “Lo primero que hicimos (...)  fue ir a la radio y dar la voz de concentración en cada pueblo, que se requisasen autobuses, camionetas, camiones, lo que fuera, y se personaran en el Círculo Socialista de Bilbao. Desde allí se formaron columnas y se salió en dirección a Ochandiano, a Ubidea y a Orduña, que era el frente que tenía que cubrirse en Álava. Esto lo hizo el partido con voluntarios y con la gente que, sin tener armas, se embarcaba en los camiones para que si caía el que las llevaba, poderlas coger y cubrir su puesto. Salimos infinidad de gente sin tener nada en el bolsillo…yo hice lo que hicieron los demás afiliados: coger los autobuses en Erandio y personarse en el Círculo Socialista, que estaba en el número 11 de la calle San Francisco. De ahí partieron dos columnas marcadas por guardias civiles, entre ellos don Juan Ibarrola, que tuvo un comportamiento ejemplar. Luego estuve en el primer batallón de UGT y Milicias Socialistas que se formó, que después tomó el nombre de su comandante, muerto en combate, Fulgencio Mateos, concejal socialista de Bilbao. Entonces yo era subteniente ayudante. Después pasé a formar parte del VIII Batallón de la UGT, que mandaba un comandante francés…”

El Ejército republicano se reorganizó, con un cambio en la estructura de sus unidades. Los batallones se transformaron en brigadas, integradas en cinco divisiones de que constaría el XIV Cuerpo del Ejército. Ramón fue asumiendo más responsabilidad en sus cargos al pie del Frente Republicano: “Durante la guerra fui de todo lo habido y por haber, hasta llegar a comisario de Brigada –comisario político-. Estuve en el frente hasta la caída de Asturias. Cuando se cernía sobre Vizcaya la famosa ofensiva de marzo de 1937, el Comité de Milicias mandó a Santander a dos comandantes, a Ángel López Bonaechea y a mí, para estudiar la estructura de las brigadas y divisiones en el curso de unas maniobras que se hacían en La Lora. Estando allí se produjo la ofensiva sobre Vizcaya y el 31 de marzo de 1937 salimos rápidamente para Bilbao. Había un cisco terrible, porque se había producido la rotura de los frentes. Estuvimos algún tiempo recogiendo a la gente dispersa y llevándola a donde nos mandaba el Estado Mayor, con el fin de cubrir las líneas y recoger a los que huían en desbandada. Después me incorporé a la XV Brigada como comisario político. Esto lo hicimos los socialistas en todos los sitios: dejamos la política para hacer la guerra” (Ramón Rubial, 1986).

 

 

"Organicé la juventud de mi pueblo"
 

"Ocupé distintos cargos durante la Guerra"
 

 

 
 
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