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27/10/2017 | Categoría: DISCURSO | Autor: EIDER GARDIAZABAL RUBIAL | 0 Comentarios
DISCURSO EIDER GARDIAZABAL RUBIAL
DISCURSO EIDER GARDIAZABAL RUBIAL
ACTO CONMEMORATIVO NACIMIENTO RAMON RUBIAL
VIERNES 27 OCTUBRE 2017
ESCULTURA PUERTA DE LOS HONORABLES

Buenos días,

Como cada año, desde la Fundación Ramón Rubial, os convocamos en la Puerta de los Honorables para celebrar el nacimiento de Ramón Rubial, y con el propósito de tener un espacio de reflexión tranquila.
En estos momentos es complicado tener una reflexión tranquila y sobre todo no pensar en el tema que monopoliza el debate político, la prensa, las conversaciones de sobremesa y las redes sociales, causando un sentimiento de dolor ante tal desastre social, institucional y político.

La multitud de mensajes, imágenes y decisiones llenas de amenazas, engaños e insultos me duele como ciudadana, y me preocupa mucho como socialista.
Y las muchas razones, que la historia y la sensatez avalan como convenientes hoy, parecen inútiles y sordas para buena parte de las personas con las que tengo la oportunidad de hablar, en lo que parece una ceguera por la realidad, y por el futuro, de enorme gravedad.

Es como si todos se hubieran propuesto crear un escenario negro de enfrentamiento y violencia, como el mejor campo de batalla para conseguir sus propósitos, siempre a costa del otro.

Ante tanta oscuridad, ¿qué decir? ¿qué puedo decir?.


Entonces me acordé de una frase de Albert Einstein, o más bien fue una conversación con su profesor de física en la que hablaban de la oscuridad. Einstein sostuvo que la oscuridad, como el frío, y otros fenómenos físicos, que todos consideramos reales porque los vemos y los sentimos, no existen. La oscuridad no existe. No se puede medir, ni estudiar, ni descomponer la oscuridad en partes. La oscuridad no es más que la ausencia de luz. Igual que el frio es la ausencia de calor.

Y la oscuridad que percibimos hoy, es la falta de luz. Y la luz que falta, es la política.

Se han ido apagando las luces con discursos victimistas, con ilusiones engañosas, con alteraciones institucionales y con desafíos suicidas. Y también se han apagado las luces con la inmovilidad perpetua como lema, con la ceguera ante los nuevos retos del país, con el desprecio al adversario y con la maldita certeza de que todo se soluciona con mano dura. Y se ha apagado la solución política.

No olvidemos que la política, con mayúsculas, es la que busca soluciones públicas a las realidades de toda la ciudadanía. La política es una valiosa herramienta que durante la historia ha conseguido, paso a paso, beneficios para todos y todas, infinitamente superiores a los que se ha pretendido rápidamente con la autoridad, la desobediencia, la imposición o la violencia.

La política no es una vía fácil en estos momentos, pero es que nunca la fue. No hace falta que recuerde los esfuerzos políticos que se realizaron durante la transición para convencer a las víctimas del franquismo que no era momento de venganzas por mucho daño que hubiesen recibido. Y tampoco tuvo que ser fácil convencer a los poderosos falangistas para poner fin a sus privilegios nacionales. Gracias a la política, víctimas y verdugos de una horrible dictadura acordaron un proceso democrático que dio luz después de tantísima oscuridad.

Como mi abuelo, muchas han sido las personas que siempre han apostado por la política como el mejor camino para luchar por lo que se quiere, sabiendo que el entendimiento y el acuerdo son la garantía del progreso y su sostenibilidad.
Hace 2 días hemos celebrado el aniversario del Estatuto de Gernika, un estatuto, que como dijo Ramón hace 38 años, a pesar de las dificultades que día a día van surgiendo, va a marcar una vía nueva, casi diría que desconocida en la historia de nuestro pueblo, hacia el progreso, la paz y la institucionalización de Euskadi. Y así ha sido. Y creo que no lo ponemos suficientemente en valor. Si echamos la vista atrás y hacemos un repaso rápido, creo que nadie puede negar que hemos vivido los mejores 40 años de nuestra historia, a pesar de las dificultades, como dijo Ramón. También dijo otra cosa muy cierta, y muy de actualidad, “
Dadle valor a esta Constitución y a este Estatuto de Gernika porque, tendemos en este país, desgraciadamente, a lamentar lo que hemos perdido cuando ya no tiene remedio.
Dicen que: “cuando más grande es la oscuridad, mejor se ve la luz”. Confío en ello, y espero que la luz de la política llegue a aquellos que no ven más caminos que el enfrentamiento social, legal e institucional para conseguir sus objetivos individuales, simbolizados en una bandera que pretende imponerse a la otra, como si todos los de aquí fueran buenos y todos los de allí los muy malos.

Que este árbol nuevo represente la unión de todos los vascos, que las discrepancias y las posturas encontradas se solucionen, que todo aquel que vive en nuestro país, haya nacido o no haya nacido en él, se pueda encontrar protegido bajo su sombra, en definitiva, todo el futuro que representa el nuevo árbol sea para nuestro pueblo lo más próspero posible dentro de un marco democrático, pacífico y solidario.

Para mi, no hay más patria que la humanidad, más sentimiento que el entendimiento y más solución que la política para acabar con esta oscuridad que tanto me duele.

Muchas gracias.
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